sábado, 12 de marzo de 2016

LA INDUSTRIA Y LA POLUCION

La contaminación de nuestro aire, agua y suelos por parte de la industria es una realidad que  un alto porcentaje de  la sociedad ha asumido como una realidad necesaria para que se genere un desarrollo económico. Principalmente, las empresas han instaurado esta situación y ejercen presión sobre los ecologistas con argumentos que simplifican las opciones a decidir entre aceptar “cierto grado” de contaminación o quedarse sin fuentes de trabajo.

Esta situación está llevando a un ataque del medio ambiente con sustancias químicas de diferente características que provoca muertes de trabajadores y ciudadanos sin que la medicina tenga en muchos casos una explicación exacta de las causas de la misma. El aumento de la contaminación también tiene una relación directa con un aumento de determinadas dolencias como el cáncer y otras enfermedades del sistema reproductor.
Sin lugar a dudas, la industria química, es una de las más contaminantes y para evitar sus nefastas consecuencias se exigen por parte de las autoridades oficiales del gobierno que están responsabilizadas de su control, una serie de condiciones y normas de seguridad. Desde que esta industria tuvo un crecimiento exponencial, se calcula que se han producido y diseminado en el medio ambiente 100.000 nuevas sustancias químicas. Esto implica que el ambiente natural, ideal para la vida en el Planeta se ve afectado de diferentes formas con estas nuevas sustancias. Lo más preocupante es que el conocimiento del impacto de estas sustancias sobre el medio ambiente y la salud humana es escaso y, en la mayoría de los casos, no existe.
Pero la industria química no es la única, sino que el  propio Registro Estatal de Fuentes Contaminantes, EPER, que recoge los datos proporcionados por las 2.159 industrias más contaminantes de España sobre 44 sustancias peligrosas, reconoce el vertido de 1.219.709 toneladas de estos contaminantes al agua cada año.
Dentro de las industrias más contaminantes caben destacar algunas que en su ciclo productivo aportan al medio ambiente contaminantes persistentes, tóxicos o radiactivos. Por ejemplo la industria del cloro y las plantas de PVC, se destaca la contaminación con dioxinas y con mercurio.
Las dioxinas son sustancias persistentes y con tendencia a bio acumularse en toda la cadena alimentaria, de forma que su concentración aumenta en los eslabones superiores, donde se encuentra el ser humano. Por este motivo y por su elevada toxicidad, las dioxinas se encuentran entre el grupo de 12 sustancias (docena sucia) que el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes establece como prioritarias para su eliminación.
Por otro lado, está comprobado por numerosos estudios, que las dioxinas tiene efectos directo sobre la generación del cáncer, daños al sistema inmunológico, reproductor, endocrino y nervioso. Estos daños ya se pueden estar produciendo en algunas zonas con el nivel de contaminación existente.
La metalúrgica, la petrolera y la industria papelera, también son industrias consideradas de alto impacto ambiental y deben ser monitoreada con planes sistemáticos y diarios para evitar que los productos químicos utilizados en sus procesos industriales se incorporen al medio ambiente en proporciones que afecten la salud humana, la vida animal y el reine vegetal.
LA INDUSTRIA Y LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL EN COLOMBIA.
Aunque en el país no existe un inventario actualizado de la contaminación del agua por parte de todos los sectores industriales, acercarse a una idea sobre lo que está pasando no es tan difícil, gracias a la existencia de algunos datos estadísticos de la industria en general y de algunos de sus componentes.
Para nadie es un secreto que la contaminación industrial del agua es un problema, principalmente porque la mayoría de las industrias del país están ubicadas cerca a mares o ríos, y por la peligrosidad de las sustancias que vierten a esos cauces.
Por ejemplo, de acuerdo con un artículo publicado en el libro Contaminación industrial en Colombia, los vertimientos de residuos peligrosos por parte del complejo industrial de Barrancabermeja han contaminado aguas subterráneas y superficiales en la zona, con elevados costos económicos y ambientales. Según la publicación, el costo de recuperación de una de las ciénagas contaminadas ascendía en 1994 a 8.600 millones de pesos.
Tanto la industria manufacturera como la agroindustria vierten a las aguas residuos con altas concentraciones de plomo, cadmio, mercurio o cromo, que generan efectos irreversibles en la calidad de las aguas superficiales y subterráneas del país. A ello se le suman la contaminación por materias orgánicas, sólidos suspendidos y otras sustancias.
Otras zonas con una presencia significativa de contaminación hídrica industrial son la Bahía de Cartagena (debido al complejo industrial de Mamonal) y las cuencas de los ríos Bogotá, Cali, Medellín y el río Magdalena a la altura de Barranquilla.
De acuerdo con un estudio sobre la pequeña y mediana empresa, realizado mediante un convenio entre el Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Bogotá (DAMA) y la Corporación para la Investigación Socioeconómica y Tecnológica de Colombia (Cinset), entre las empresas de menor escala más contaminantes del recurso están las de autopartes, alimentos y bebidas, textiles, curtiembres y las fábricas de sustancias químicas industriales, jabones y detergentes, productos de limpieza y plásticos.
Según la publicación Contaminación industrial en Colombia, el sector agroindustrial genera la mayor cantidad de contaminación hídrica, tanto desde el punto de vista de sustancias químicas como de materia orgánica (Según cálculos basados en los datos de la encuesta anual manufacturera realizada por el DANE en 1989, genera el 25 por ciento del total de carga orgánica vertida por la industria).
En materia de contaminación por descargas orgánicas, le siguen en orden descendente el sector de las licoreras (la producción de licores con excepción de vinos) con el 19 por ciento, la producción de cerveza y malta con el 16 por ciento, la fabricación de sustancias químicas industriales con el 13 por ciento y la industria del papel y el cartón, con el 12 por ciento.
Las curtiembres (donde se trata el cuero) y las industrias maderera, de gaseosas, textileras, siderúrgica y automotriz contribuyen en menor proporción con la contaminación del agua por materia orgánica.
En cuanto a la contaminación química del recurso, ocupa el primer lugar la industria de alimentos (sin incluir los mataderos), seguida por las fábricas de licores y la producción de cerveza y malta, la fabricación de sustancias químicas industriales y la de papel.
En segundo plano están las curtiembres, mataderos y las industrias de la madera, textiles, gaseosas, metalúrgicas, siderúrgicas y automotrices. Estas últimas aportan menos del uno por ciento del total.
En materia de sólidos suspendidos, la más contaminante es la industria de licores, seguida por la de alimentos (sin incluir los mataderos), el procesamiento de minerales como la cal y el yeso, la producción de cerveza y malta, la industria maderera, la fabricación de sustancias químicas y la elaboración de papel. Las curtiembres, gaseosas, mataderos, textileras, productoras de vinos, vidrios y generación térmica contribuyen cada una con menos del dos por ciento del total.
Plantean soluciones gremiales A pesar de las actuales deficiencias, mejorar la calidad del agua y evitar que se agote el recurso es una preocupación tanto de la pequeña y mediana empresa como de la gran industria.
De acuerdo con Angela Gómez, de la Gerencia de Asuntos Ambientales de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), la tendencia actual es la de prevenir un mayor deterioro de las fuentes hídricas, al menos mientras que no estén disponibles los recursos para mejorarla.
En un panel realizado con motivo del Día Nacional del Agua, comentó que la tendencia actual de las empresas es la de implantar la política de minimización del recurso (recoger la menor cantidad posible), uso racional del mismo, la reutilización o reciclaje del agua en los procesos productivos, la reducción al máximo de la generación de aguas residuales, la prevención y el control de la contaminación de las fuentes de agua.
Según ella, para evitar que se agote el recurso es necesario revisar patrones de consumo, tecnologías y responsabilidades. Sin embargo, para ello son necesarios instrumentos y apoyo tecnológico, además de una evaluación económica completa, que contemple los costos del recurso, daño y recuperación, más prevención y riesgos .
Con el fin de ayudar principalmente a la gran industria a adecuar sus procesos y meterse de lleno en la producción limpia, el Ministerio del Medio Ambiente lleva a cabo un programa de financiación con el Instituto de Fomento Industrial y la Corporación Andina de Fomento.
En cuanto a la pequeña y mediana empresa, en Bogotá se creó Acercar, un centro que le brinda asistencia técnica y asesoría gratuita a las que quieran adelantar procesos de reconversión industrial en beneficio del medio ambiente.