martes, 19 de abril de 2016

PARTICIPACIÓN DE LOS AFRO-COLOMBIANOS EN LA ECONOMÍA

La población afro en Colombia contribuye con nuestra identidad como nación, la cual por medio de danza, gastronomía, arte y folclor  busca la reivindicación de sus derechos. Las comunidades afro descendientes hacen grandes aportes a la cultura colombiana.

El papel que juegan los carnavales y festividades en estos procesos es de no dejar a un lado sus tradiciones culturales y musicales y que a través de la historia no se pierda toda la majestuosidad y belleza que se manifiesta en ellas. Seguir en la lucha sana del reconocimiento de su música, danza, costumbres y tradiciones de otras culturas por las distintas actividades realizadas durante el carnaval. Son importantes los aportes de los afrocolombianos en las festividades ya que con estas manifestaciones de cultura atraen a muchos extranjeros que visitan distintos sitios del país y esto hace que se active el comercio, en cuanto gastronomía, hoteles, transporte, artesanías, vestidos, y atrae grandes beneficios a los integrantes de los grupos musicales y de bailes que hacen parte de nuestro folclor.  Los carnavales o festividades juegan un papel importante en los afrocolombianos ya que están dejando ver sus tradiciones populares, dando a conocer su música, su folklor, su vestuario, sus instrumentos, en general su cultura, todo lo que expresan por medio de la música, sus sentimientos de alegría, duelo, exaltación .Además con esto se está cautivando la atención no sólo de personas que vienen fuera del país sino de nuestra propia comunidad que no tiene conocimiento sobre lo que esto representa, es turismo para Colombia, beneficios, reconocimientos, aumento de la economía, entre otros.
 
Los afrocolombianos representan el 26,83% del total de la población con más de 11 millones de ciudadanos.

1. Los pueblos no olvidan sus alimentos familiares. Al venir los negros a  América trajeron los frutos a que estaban familiarizados: la patilla o sandia; el gombo que encontramos hoy en el departamento de Bolívar; el ñame y, posiblemente, varias especies de plátanos.

2. Asimismo los hombres se apegan a sus ritmos musicales. Cuando el negro se vio en América, y su padecer y el azote de sus amos le dieron tregua una de sus primeras aspiraciones debió ser la de reconstruir sus primitivos instrumentos musicales, un carrizo, una tambora, para modular con ellos una evocación de su patria perdida, y, al oírla, otros negros y negras debieron sentir el escalofrió de una alegría dormida en el recuerdo y saldrían al ruedo para revivir, a ocultas de sus opresores, su antigua y nueva danza, que es su manera de interpretar la alegría y la gracia, la belleza y el amor. Nació así la música Afroamericana.
Los aportes que se identifican en cuanto a la identidad musical en nuestro país son:
· El porro que surgió alrededor de 1870 en Mompox con calendario obeso como su descubridor.
· El bambuco, se creó tomando elementos muy africanos y se tomó como música nacional.
· La danza habana, surgió a finales del siglo XIX, se convirtió en el tercer elemento junto con el bambuco y el pasillo.
En los últimos años se han adoptado musicales de origen afroamericano, el rap, sin embargo resulta más significativa la creación de géneros más autóctonos como son la terapia y la champeta, la historia de este género pone de manifiesto procesos de influencia de “ida y regreso” entre América y  África. Los aportes son muchos, vemos como los afro descendientes nos dejan legado de su cultura con la música, como los tambores, los cantos fúnebres, cantos de boga.

3. Sin embargo la cualidad y dote más permanente de la raza negra habían de ser sus creencias religiosas y sus ritos, los cuales, a pesar de la esclavitud, tuvieron larga permanencia en tierras para ellos extrañas de América. 

4. Entre los negros es notable el arte de los tejidos elaborados con hojas de palma. Es muy probable que muchas manifestaciones de esa habilidad y de esa gracia que presentan los objetos folklóricos americanos nos vengan del África.

5. La medicina negra, también el arte, envuelven en sí un elemento de terror mágico y sugestivo. El mismo se advierte en muchas de las prácticas médicas y en la personalidad de los curanderos populares en América y en los bailes hipnotizantes como el batuque.

6. Para el europeo, la muerte es tristeza fría y callada, para el indígena es fiesta y para el negro es alarde de sentimientos. También nuestros negros juntan a sus velorios todas las lamentaciones cargadas de dolor y cantan sus afras.

Como recuerdo africano podemos tomas también esa costumbre y habilidad con que las negras americanas llevan en la cabeza las ollas, los cantaros, a veces pesados, o también objetos ligeros, manteniendo el equilibrio y el ritmo de andar por senderos escabrosos y largos caminos.
Pero, sin duda, el aporte más considerable del negro a su nueva sociedad en América fue su cuerpo y sus dotes hereditarias, su pigmento y su piel, sus músculos y sus caderas, su pelo y su andar, su salud en los peores climas y su reciedumbre para trabajar en ellos.
Lo bueno y lo malo del África se debe aceptar como es y porque es parte de nuestra vida nacional. Porque a los negros se les debe culpar también la introducción de varias enfermedades en América tropical, una de las cuales, y no la menor, es la anemia tropical determinada por ciertos gusanos intestinales.

 7. No es superfluo recordar, por último, la extraordinaria superioridad física del negro en los deportes ya sea como boxeadores, como futbolistas, beisbolistas, corredores y en casi todos los deportes de exigencia física.