El manejo
de las emociones empieza al permitirte ser muy sincera contigo misma y revisar,
desde lo más profundo de tu esencia, si eso que haces es armonioso con la vida
que quieres vivir.
Si no es
armonioso, entonces – por respeto a ti misma – reconócelo y construye a partir
de allí. Pero no te entregues a creencias o sentimientos ajenos que te hacen sentir
irresponsable y miserable por ser así.
¿Quién domina en tu vida?
¿No ves lo
que está pasando?
Si en
verdad quieres saber cómo manejar las emociones, pon atención.
Primero te
permites por un instante recibir la información desde tu esencia. Esta información
trae una dirección que te libera y te fortalece. Que te da un respiro y una
esperanza.
Si te
hubieras permitido construir a partir de allí, habrías diseñado un plan que
tuviera en consideración a todas las personas involucradas y la manera más
responsable de resolver esto, pero sin traicionarte.
Pero ¡no!
De
inmediato, te acobardas y te juzgas, porque eso que viste (pensaste o sentiste)
no se acomoda a los patrones aceptados por esa persona o por algunas creencias
que tienes bien arraigadas.
Traicionas
a esa parte honesta y profunda que trae un mensaje liberador, para pasarte de
bando al lado de esa vocesita enemiga que cree saberlo todo, inclusive lo que
debes hacer y no hacer.
Para
aprender sobre el domino de las emociones, primero aprendo quién me maneja a
mí...
¿A cuál de
esas voces vas a permitirle que dirija tu vida?
No estoy
hablando sólo del caso que nos ocupa en este momento, ni estoy hablando de la
próxima semana. Te pregunto, en este y en todos los casos:
¿A cuál de
las voces interiores vas a permitirle que dirija el destino del resto de tu
vida? ¿Qué parte tuya será la que manda en el manejo de las emociones?